El 12 de Diciembre del 2010, en la jornada 14 de la presente temporada, los Empacadores se enfrentaron a uno de los peores equipos de los últimos tiempos en todos los deportes americanos, los Leones de Detroit. En el segundo cuarto, Aaron Rodgers fué derrumbado al suelo por un duro golpe de dos defensores de Detroit. La banca de los Empacadores pidió tiempo fuera al notar lo desequilibrado que se veía el muchacho. Pero Aaron fue terco y no salió del campo hasta que terminó la ofensiva. Ya en la banca, en uno de los actos más admirables y humanitarios de la temporada, el receptor Donald Driver le dijo algo como: “No seas idiota, no vale la pena”. Rodgers no regresó al partido y los Packers perdieron 7-3, complicando su pase a postemporada. Esa fue la segunda concusión que sufrió Aaron Rodgers en la temporada. Mucho se ha hablado de los devastadores efectos a largo plazo que las conmociones cerebrales pueden tener en jugadores de futbol americano. Driver puso la salud de su compañero por encima de sus propios intereses y solo así entendió Rodgers que alomejor no era tan mala idea sentarse. Eventualmente los Empacadores ganaron sus últimos dos partidos de temporada regular (una derrota los dejaba fuera) y 3 partidos de postemporada como visitantes para instalarse en el Súper Tazón.
Pero el tema del día de hoy en la prensa deportiva americana no son los Green Bay Packers, sino la mediocridad de Jay Cutler. Después de una espantosa primera mitad donde voló al menos 5 pases que podrían haber cambiado totalmente la historia del partido, Jay Cutler salió lesionado tras su primera ofensiva de la segunda mitad. El segundo QB de Chicago duró tres jugadas y en eso apareció Caleb Hanie, con todo y su espantoso bigote amarillo. Siendo el tercer QB del equipo, es obvio que Caleb se despertó esa mañana, no se bañó, se miró al espejo y pensó: “Que demonios! Soy irrelevante! Nadie se va a dar cuenta si no me rasuro”. Caleb no la vió venir por ningún lado. En el campo parecía un cachorro en crack persiguiendo su propia cola, y en la banca un niño de High School antes de su exámen final desesperado por estudiar en un minuto lo que no estudió en todo el año. Sea lo que sea, Caleb Hanie fue capaz de meterle emoción al partido y nos enseñó que hasta el osito menos talentoso puede con un poco de corazón. Por su parte Jay Cutler nos enseñó como todo el talento del mundo no vale nada sin determinación. Sabemos que Cutler puede pasar mucho mejor de lo que hizo en la primera mitad. Y sabemos que Jay Cutler podría haber seguido en el partido. Ayer algunos jugadores y ex jugadores de la NFL expresaron en sus Tweeters lo impresionados que estaban con la apatía del numero 6. Jugadores que han tenido las mismas lesiones de rodilla mencionaban que para que a ellos los saquen de una final de conferencia prácticamente tendrían que dispararles. Hoy se comprobó que Cutler en efecto se lesionó una rodilla y no podía continuar, y los que hablaron en Tweeter ahora están pidiendo disculpas. Pero la confirmación de su lesión no cancela su cobardía. Lo que no soportaron los fans de Chicago fué la cara que tuvo Cutler por el resto del partido. Cutler no pareció poner resistencia, ni pareció frustrado ni enojado con la vida. Simplemente se sentó con cara de niña. Todos sabemos que cuando un QB se lesiona primero que nada se niega a salir, después tira su casco, le escupe a su coach y finalmente se pone a ayudar en lo que puede. Habla con su reemplazo, pretende que quiere que ganen sin él, manda jugadas, motiva a sus jugadores, observa el marcador. Cutler no mostró una sola emoción. Cutler se sentó en la esquina como niño regañado que sabe que hizo algo malo. Estamos hablando de un jugador que pidió que lo saquen de Denver por la simple razón que el entonces coach Josh Mcdanields en algun momento consideró la posibilidad de alomejor canjearlo por Matt Cassel (entonces de New England, hoy de Kansas City). Jay Cutler no quiso jugar con Mcdanields porque Mcdanields preguntó por otro. Así de delicada es esta muchachita. Nadie tenía tanto que ganar y tanto que perder en estas finales de conferencia como Cutler. Tanto Mark, como Ben como Rodgers tenían respeto asegurado ganaran o perdieran. Pero Cutler tenía la oportunidad de dar un paso agigantado en su carrera y callar a todos sus críticos, y optó por convertirse en otro QB maleta de Chicago que les cuesta el campeonato. A la Rex Grossmann, a la Brian Griese, a la Kyle Orton. A Rodgers no lo pudieron sacar a la fuerza después de sufrir una segunda concusión en un partido contra Detroit a mitad de temporada. A mí no me vengan con que a Cutler lo sacó un golpecito en la rodilla en el partido de su vida. Cuando sus propios fans lo empezaron a abuchear por maleta, Jay dijo: "mejor ya no juego". En unos años vamos a recordar menos a Caleb que a Cutler. Pero aquél que recuerde a Caleb sonreirá contento, pensando como hizo más de lo que podía, como dió todo por lograr el milagro y como no estuvo tan tan tan tan tan lejos de lograrlo.